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Un milagro de la primavera

Fotograma de la película/Summer Films

Me parece un milagro que, de las películas seleccionadas para la 20ª edición del festival “Pelikula”, “Antonio Machado. Los días azules” es la que más me ha impactado. Para ser honesto, nunca me he considerado entusiasta de la poesía, pues siendo una persona prosaica me cuesta entender las sutilezas del lenguaje poético. Tampoco puedo decir que estaba particularmente interesado en la figura central; ya conocía a Antonio Machado como autor español importante, pero igual sabía muy poco de él. Así que empecé este documental con la mente vacía— y lo terminé con el corazón lleno.

La experiencia fue, de hecho, transcendental, una característica que se debe no solo al genio de Machado, sino también a la excelencia de Laura Hojman y su equipo en dar nueva vida a la historia y las obras de esta gran figura literaria. Lo primero que me llamó la atención fue la cinematografía, pues es uno de los documentales más bonitos que he visto. Hojman utilizó una variedad de imágenes: tanto panoramas mostrando la grandeza de los paisajes naturales de España, como dibujos e ilustraciones animadas, dándole a la vida de Machado un toque casi de fantasía. Todo esto fue acompañado por una partitura musical tan hermosa y sentimental que se le puede considerar una especie de poesía sin palabras.

Desde luego, los elementos audiovisuales fueron imprescindibles, ya que este documental se ocupó no solo de contarnos la vida extraordinaria de Machado, sino también de ayudarnos a apreciar sus obras. Y para aquellos de nosotros que no tenemos afinidad para la poesía, a veces hace falta que veamos las imágenes y escuchemos los sonidos para poder percibir el mundo contenido en los versos.

Esto es exactamente lo que hizo el trabajo tremendo de Hojman: nos ofreció una visión al mundo propio de Machado y la naturaleza que inspira sus poemas— los limones reflejados en el agua de una fuente, el olmo moribundo solitario por las orillas del Duero, el canto de los pájaros saludando la llegada de la primavera… Así llegamos a entender que por medio de su indagación sobre la naturaleza, Antonio Machado descubrió las emociones más universales de la experiencia humana, y estas emociones las convirtió en poesía.

Después de ver el documental me puse inmediatamente a leer más poemas de Machado, entre ellos “A un olmo seco”, que probablemente sea mi preferido. En fin, entiendo por qué dicen que la poesía, por más que sea difícil de comprender, es alimentación para el alma, y desde luego que los poemas de Machado son de los más buenos. Es cierto que los versos describen un mundo totalmente ajeno al mío: por ejemplo, yo nunca he visto los primeros días de primavera, no sé cómo llegan ni cómo pasan. Pero cuando Antonio Machado habla del anhelo para la primavera le entiendo, porque la esperanza es algo que nos une a todos.

Considero que la inclusión de “Antonio Machado. Los días azules” en el “Festival Pelikula” de este año (y su victoria en el Premio del Público) es una celebración de la universalidad e intemporalidad de las obras de Antonio Machado. Al final del documental aparece este verso: “Late, corazón… No todo se lo ha tragado la tierra”. Hasta el día de hoy, oímos las resonancias de estas palabras, tanto en los corazones de los expertos en el documental que son defensores del legado de Machado, como en los corazones de los lectores como yo, que vienen del otro lado del mundo pero que sienten la esperanza más pura al leer los versos. Al fin y al cabo, ¿no es eso un verdadero milagro?

Vincent Gaspar del Castillo
Vincent Gaspar del Castillo estudia español en el Instituto Cervantes y ha cursado Estudios Hispánicos en la Universidad de Filipinas (Campus de Diliman).

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